De la firma a la pieza. 

Evolución y estilo.

Evolución de la firma.

Antes de que Juan Carlos plagara la ciudad con su mote, en Madrid solo existía la pintada política y, fuera de la ciudad, desde la década anterior algunas marcas como Zaleski Moda y Ulloa Óptico que se apropiaban de edificios rurales o rocas próximas a las carreteras para anunciar, pintados a brocha, sus comercios. 

No es sencillo catalogar un estilo sin tener otro coetáneo con el que compararlo. Esto ocurre con los fenómenos originales. Con anterioridad a Muelle no hubo nada parecido y todo lo que vino tras él, en el corto y medio plazo, siguió su estela.  

La firma de Muelle experimentó a lo largo de su historia diferentes transformaciones, tanto en grafía como en estilo, hasta convertirse en la inconfundible marca que todos conocemos. 

^
Mayúsculas

En sus comienzos, a finales de los setenta, Juan Carlos simplemente firmaba con las seis letras de su mote en letras de palo mayúsculas, normalmente sin ningún tipo de adorno o acompañamiento, aunque existen vestigios en los que aparece dibujada una calavera junto a su nombre.

Antes de desaparecer, las letras mayúsculas sufrieron una leve transformación consistente en la eliminación de los ángulos rectos, dando una apariencia más moderna y con un toque personal. Ya no eran unas letras cualquiera. 

^
Minúsculas

El siguiente paso fue la transición de las letras, de mayúsculas a minúsculas a excepción de la “M”. De esta forma la firma pasó a ser de un solo trazo y rápida ejecución. Este cambio fue, posiblemente, causado por la profusión de las firmas realizadas en la calle, buscando de esta forma la velocidad necesaria para hacerlas sin ser sorprendido.

Ya con este formato comenzó Juan Carlos a acompañar la firma con la R metida en un círculo ®, símbolo utilizado en los registros de las marcas comerciales.  

^
Tirabuzón

Cuando acompañó la firma con su inseparable tirabuzón acabado en flecha, el formato quedó consolidado. Con el transcurso del tiempo, la punta de la M se fue estirando y volviendo afilada. La flecha cada vez más prolongada apuntaba hacia arriba.

Esta época fue posiblemente la más prolífica del Muelle, en cuanto a dejarse ver, a rotulador, en cualquier superficie de la calle. 

^
Curvatura

En la segunda mitad de los ochenta la firma siguió evolucionando. En su continuo estilismo experimentó un cambio de tendencia que fue suavizando su forma.

La flecha se fue curvando hacia abajo, de la M nació un nuevo bucle que nunca cesó de agrandarse y que, unido al redondeo del resto de las letras, convirtieron gráficamente la propia palabra, mote, y firma del Juan Carlos Argüello, en un muelle.  

Estilo y estructura de la pieza. 

Si se observan las diferentes variaciones con las que fue construyendo el diseño de su pieza se llega a la conclusión de que él creó su propio estilo. 

Comenzó añadiendo una sombra de otro color a la firma de un solo trazo, dándole con ello contraste. A continuación fue simplemente repasándola varias veces con el fin de ensancharla en su grosor, completándola con otra línea en su interior a modo de brillo. 

Como paso intermedio hizo de forma puntual, algunas piezas con el contorno realizado a mano alzada, algunas sin color, y otras rellenas de diferente color dando volumen a la obra. Fueron efectivas por su gran tamaño, novedosas para la época, pero de acabado irregular. 

Como paso intermedio hizo de forma puntual, algunas piezas con el contorno realizado a mano alzada, algunas sin color, y otras rellenas de diferente color dando volumen a la obra. Fueron efectivas por su gran tamaño, novedosas para la época, pero de acabado irregular. 

En este punto creó lo que marcaría a partir de entonces la construcción de sus piezas. Realizó líneas paralelas separadas al trazo original, dando como resultado a una firma doble, sin relleno a color, lo cual le daba apariencia de esqueleto. Fue una primera aproximación a la estructura final de su pieza.

Finalmente, utilizando esa base cerró en los extremos las líneas paralelas y coloreó el interior, trazando el exterior de otro, generalmente negro, prolongándolo en su lado inferior derecho o superior izquierdo a modo de 3D, y acompañándolo de un brillo blanco en el lado contrario a la sombra.  

Finalmente, utilizando esa base cerró en los extremos las líneas paralelas y coloreó el interior, trazando el exterior de otro, generalmente negro, prolongándolo en su lado inferior derecho o superior izquierdo a modo de 3D, y acompañándolo de un brillo blanco en el lado contrario a la sombra.  

Una vez consolidado el estilo y estructura de la pieza, perfeccionó los rellenos con degradados de colores y adornos, jugó con triangulaciones y redondeos en la forma y cambiando los colores del trazo y de la sombra, realizando innumerables diseños alrededor de la misma base. 

Con el paso de los años se ha tratado de etiquetar al estilo de Muelle y sus adeptos, se le ha llamado flechero, también se le etiquetado de grosorista, pero lo más correcto es denominarlo Graffiti Autóctono Madrileño, creado por el propio Juan Carlos sin influencias externas, y que junto al Pichação brasileño es una de los escasísimos estilos de graffiti ajenos al neoyorquino.